La clase comenzó jugando a realizar una conversación gestual: Las normas eran sencillas a base de mímica (y a veces palabras) teníamos que realizar acciones con un compañero pero como si estuviéramos manteniendo una conversación. Las acciones iban desde patadas en el culo, tapar la nariz, hacer cosquillas, reír, llorar, hasta comer un plátano o cantar una canción de amor. Este juego es muy útil para la escucha y el liderazgo, ya que tenías que escuchar, ver que hacía tu compañero y seguirlo, y aquí es donde erradica el liderazgo.
El siguiente juego también era por parejas y consistía en que la pareja se tocaba con una parte de su cuerpo ya establecida, como por ejemplo, las manos, la cadera, la cabeza, o el pie, y sin separarse tenías que desplazarte por toda la sala, a diferentes ritmos y niveles. Otro juego de escucha.
Más tardes hicimos grupos para formar una figura entre nosotros, como por ejemplo un cuadrado, y dando saltos teníamos que desplazar toda la figura. Los saltos tenían ritmo, y era ocho saltos hacia adelante (media vuelta), ocho hacia atrás (media vuelta), cuatro adelante, cuatro atrás, dos adelante, dos atrás, uno adelantes y uno atrás. Lo complicado es seguir el ritmo sin perderse y que al final, la figura quedara como al inicio.
Para terminar por grupos de tres personas, hicimos una rutina de relajación. Una persona, que iba a recibir el masaje, colocaba todo su cuerpo en la espalda de otra persona que aguantaría todo su peso. La persona que queda libre, da el masaje con la mano hueca, propinando golpecitos, en la espalda de la persona que recibe el masaje. Una vez terminado el masaje, se reclinaba toda la espalda de la persona que estaba aguantando el peso hacia adelante, de tal manera que la persona que estaba recibiendo el masaje queda haciendo el pino. Dobla sus piernas y se coloca con la espalda curva y los pies en el suelo. Para el momento del pino, los compañeros pueden ayudarle. Una vez hecho esto, se le vuelve a propinar otro masaje de la misma manera que antes.